La verdad es que cada vez que vengo de una reunion del PROYECTO BOLIVIA, tan solo hay una idea que me ronda por la cabeza, y es el hecho de que talvez podría irme este año para allá los dos meses de verano y poder así vivir una experiencia de misión.
Este fin de semana, en la reunión, he tenido la bendición de Dios de conocer a Lucía Gallego, una boliviana nacida en Santa Cruz que lleva ya casi 6 años en España y que colabora con la asociación que reune a la Comunidad boliviana inmigrante de Málaga.
Este fin de semana, en la reunión, he tenido la bendición de Dios de conocer a Lucía Gallego, una boliviana nacida en Santa Cruz que lleva ya casi 6 años en España y que colabora con la asociación que reune a la Comunidad boliviana inmigrante de Málaga.
Su testimnio de vida, lo que ha tenido que vivir...y sobre todo su experiencia de fe me ha emocionado, es de esas personas que te calan muy hondo...no es fácil pisar el suelo que pisamos y aun así seguir dando Gracias a Dios por lo que nos ha tocado vivir...y a mi Dios casi me ha resuelto mi partida, y no me daba cuenta de lo tremendamente equivocado que estaba, hasta hoy cuando he escuchado a Lucía. Supongo que es Dios quien "dispone" y debo sentirme dichoso por lo que me ha regalado, es tanto lo que tengo que casi siento que me sobra, y que esta bendita deuda que le debo tendrá que ser el motor de mi día a día.
Es poco lo que puedo ofrecer a una comunidad campesina de la siberia boliviana, pero mucho lo que Dios me invita a aprender y a vivir allí. Este año, los meses de julio y agosto me voy a Bolivia.
Es poco lo que puedo ofrecer a una comunidad campesina de la siberia boliviana, pero mucho lo que Dios me invita a aprender y a vivir allí. Este año, los meses de julio y agosto me voy a Bolivia.
1 comentario:
:'(
Ni te imaginas lo que me has emocionado.
Yo creo que sí tienes mucho que ofrecer a las comunidades... por lo menos ya sabes qué pasa cuando se prepara una oración, jeje.
Cada día estoy más segura de que eres fiel reflejo de la Palabra. Cada día me transmites más y me calas más hondo.
Por favor, no me abandones en este camino cristiano que nos une... te voy a necesitar mucho.
Gracias por estar pendiente siempre de todo lo que me pasa, por apoyarme con una sonrisa y por intentar sacar todo lo malo de mí.
No te debo una, te debo un millón.
Te quiero, princesito,
May.
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