sábado, 28 de abril de 2007

Pequeño milagro...


...Y es que más de una vez he dicho o escrito que quienes creemos en que hay algo más alla de lo que se puede explicar o razonar, debemos tener los ojos bien abiertos a esos pequeños milagros que acontecen en nuestra vida sin darnos cuenta pero que son, reflejo de que, de algún modo, Dios baja a nuestra realidad y nos hace un guiño de confianza, de sentirnos queridos por ÉL...para quee sepamos que vamos por el buen camino, que no debemos perder esperanza ante nuestras debilidades.

El jueves de la semana pasada fui al Ministerio de Salud Pública; tenia cita previa con un doctor para que me hablase sobre las vacunas que tengo que ponerme para mi viaje a Bolivia. Al entrar en ese edificio llenos de pequeñityas consultas muy parecidas todo era normal, tipico pseudo hospital/oficinas donde me piden que rellene un cuestionario hasta que la doctora de guardia me avise. Y he aquí mi pequeño milagro que quiero compartir con vostros, el llamarnos la doctora a mi amiga Lola (que también se va este año en verano por ahí de misiones...)y a mí, cual fue nuestra sorpresa cuando al entrar en el despacho de la consulta, lo primero que vimos en grande, de frente y enmarcado fue un cuadro del Hermano Servando Mayor, martir de los Maristas en Bugobe (Africa). Nos quedamos casi paralizados en la puerta de la consulta y más sin conocer a la doctora ni estar dentro de nada que tuviera que ver con el ámbito marista.

Fue muy reveladora su presencia ese día allí en el que íbamos a hablar de nuestro viaje a a Bolivia. En cierto modo, es como un referente de amor y de entrega, de dar la vida y de optar por quellos que no tuvieron los mismo derechos o privilegios que nosotros gozamos.

Para mi un pequeño milagro en la vida cotidiana, Dios sigue animandonos a que nos nos rindamos ante las dificultades y a que seamos valientes y fuertes ante nustros retos igual que lo fueron los hermanos mártires del Zaire; su mayor premio fue el encontrar su felicidad a através del servicio y la ayuda a los necesitados. Para ellos (Servando, Miguel Angel, Julio y Fernando) va dedicada mi entrada esta semana.

"Da una gran satisfacción el poder dar un poco de esperanza y ánimos a esta gente que lo ha perdido todo y no les queda más que el miedo. Nuestra presencia entre ellos los anima muchísimo. Por lo menos tienen a alguien que se interesa a ellos".(Carta de Servando, 14 de enero de 1996)